martes, 28 de septiembre de 2010

Una gran experiencia en la formación de televidentes críticos en Espinal



Colegio Félix Tiberio Guzmán - Espinal
Las ansias y porqué no, los nervios de la noche anterior del viaje al municipio de Espinal crecían, pero a su vez me motivaban aún más por hacer mi mejor esfuerzo. Era normal, pues se aproximaba mi primera sesión asumiendo mi rol como tallerista en el proyecto a nivel nacional “Mirando cómo Miramos” en representación del programa de comunicación social y periodismo de la Universidad de Ibagué a la cual he dedicado cinco años para formarme como profesional. No podía dejar una mala imagen mía y mucho menos de mi carrera.

El despertador sonó a las 5:30a.m y pasadas las 6 de la mañana cogí mi transporte para llegar al municipio de Espinal; durante el trayecto que dura un poco más de una hora, pensaba en cómo iba a comenzar mi presentación, me imaginaba con qué tipo de personas me iba a encontrar y me mentalizaba para pasar un día bastante largo.

Si hubiera estado con alguno de mis compañeros en este viaje, probablemente mis nervios no iban a ser los mismos, pues tenía que convivir durante toda una semana con personas que nunca antes había visto y lo más importante, transmitirles un poco de mi conocimiento adquirido durante estos años de estudio y durante las capacitaciones del proyecto, con el fin de enseñarles un poco del mundo televisivo.

El tiempo no dio para más, ya me encontraba sobre la avenida principal de Espinal y gracias a la visita realizada una semana antes, sabía las indicaciones para llegar a la Institución Educativa Técnica Industrial Félix Tiberio Guzmán. Mi reloj marcaba las 7:45a.m y la llegada para iniciar la primera sesión del taller era a las 8 de la mañana, sin embargo, era pertinente llegar antes para organizar y reconocer el lugar asignado para el desarrollo del taller.

Las expectativas eran grandes, la visita realizada con anterioridad había notado un gran interés por parte de las directivas de la Institución y esperaban mucho de mí en representación de la universidad. Al entrar, me dirigí a la oficina del señor rector Iván Pava para saludarlo cordialmente y expresarle mi interés y mis ganas por dictar las sesiones del taller a sus estudiantes, él por su lado me saludo muy amablemente y me dijo que todo estaba listo para iniciar.
 
Inmediatamente saqué todo el material de fotocopias necesario para comenzar  con la primera sesión, esperaba la presencia de un público variado entre adultos y jóvenes, sin embargo, fue en ese mismo instante donde se presentó el primer contratiempo de la semana: habían 12 estudiantes pero no la cantidad de adultos suficientes para desarrollar cabalmente el taller.
 
Estudiantes colegio Félix Tiberio Guzmán
Poniendo las dificultades a un segundo plano, decidí comenzar el taller con las personas que se encontraban, después del saludo me presenté amablemente y en cuestión de minutos expliqué la consistencia del proyecto y el cronograma de actividades a desarrollar. Durante el transcurso de la sesión y la realización de actividades, los nervios fueron desapareciendo poco a poco, logré desenvolverme sin problema a la hora de socializar los ejercicios realizados por los participantes, teniendo en cuenta que la primera unidad tiene como nombre “Conversando con las audiencias”, eso mismo hice, hablar un poco con la audiencia sobre su cercanía con la televisión.

El desarrollo de la primera sesión con el taller de la mañana, tuvo su curso normal, los participantes se expresaron interesados y participativos aspecto que me motivó para poner todo mi empeño en el asunto.

Llegada la tarde, mis expectativas en cuanto a la presencia de un buen público seguían intactas, pero al igual que por la mañana, no se cumplieron. Llegaron solo siete estudiantes y no se presentó ningún adulto, hecho que me desilusionó, pues comencé a dudar del compromiso adquirido por parte de las directivas con “Mirando cómo Miramos”.

A pesar de la no presencia de adultos en este segundo taller, tomé la decisión de comenzar con la sesión. Fue un poco desalentador ver la cara de aburrimiento de algunos participantes durante el desarrollo de la primera sesión, tanto así, que efectivamente en los días siguientes tres de los participantes de la tarde no volvieron al taller.

Terminada la sesión del segundo taller, me dirigí inmediatamente a coger mi transporte para volver a Ibagué, tengo que confesar que no hallaba la hora de llegar a mi casa para tomar un buen baño y acostarme a dormir, pero ni baño, ni dormida, pues tenía que preparar la sesión del día siguiente para no tener errores ni dar cabida a algún inconveniente que impidiera realizar el curso normal de mi segundo capítulo como tallerista.

Mi segundo día empezó nuevamente desde muy temprano, al coger el transporte a 6:30a.m, me di cuenta que desde esa hora ya el sol se asomaba plenamente, así que no quería ni imaginarme del absurdo calor que me esperaba en Espinal. Efectivamente, llegue casi sobre las 8 de la mañana como el día anterior, y el sol calentaba como si fuera el medio día, el calor era sofocante e innegablemente iba a empeorar con el paso de las horas.

Comencé con la segunda sesión del taller con el primer grupo; es en esta parte del taller donde se le debe prestar más importancia a las actividades por desarrollar, pues es la resolución del formato “Mirando cómo Miramos” después de haber visto un producto televisivo. Fue ahí donde me di cuenta de qué tanta postura crítica tenían los participantes, y una primera aproximación de cómo veían la televisión.

Estudiantes Félix Tiberio Guzmán
Pero lo que más causó emoción y capturó a los participantes, fue la actividad de “viéndonos para aprender”, los estudiantes gozaron totalmente con el hecho de filmarse ellos mismos y después verse reflejados en la pantalla disfrutando de lo realizado. La socialización fue realmente agradable y tuvimos espacio para risas y uno que otro comentario que aportara a la calidad de lo realizado. Así finalizó la segunda parte del taller en el horario de la mañana, los participantes se fueron contentos y se les notaba que ya se habían metido en este cuento.

Pasada la hora de mi almuerzo con un calor insoportable, llegó la hora de recibir a los participantes de la tarde. Las expectativas eran un poco menores y se reducieron aún más al ver faltaba gente, como anteriormente lo dije, tres de los estudiantes habían decidido no volver; de igual forma llevé a cabo con normalidad y con toda la disposición la segunda sesión.

La actitud de los jóvenes de por la tarde siguió siendo un poco pasiva, nada comparado con la presencia activa y participativa de los estudiantes de la mañana. Lo anterior, aunado con la ausencia de adultos, me hizo tomar la decisión irremediable de no seguir con el segundo taller en el horario de la tarde, pues las reglas del juego no se estaban cumpliendo.

Llegó el tercer día otra vez acompañado de mi enemigo el calor, la decisión de no seguir con los participantes de la tarde me tenía un poco desmotivado y aburrido, pero al recordar de la buena actitud y el empeño que los participantes de la mañana le estaban poniendo, me llenaba de ganas por terminar con éxito todas las sesiones restantes para completar el taller.

Todo igual, llegue antes de las 8, el calor no me dejaba solo ni un segundo y el cansancio acumulado de los días comenzaba a sentirse. El tercer día era el más clave de todos, porque al analizar un segundo producto televisivo después de haber dialogado el día anterior y de haber explicado los elementos técnicos en la realización de televisión, se tenía que evidenciar una postura mucho más crítica y reflexiva por parte de los participantes; ellos por su parte no me decepcionaron, así fue.

Al finalizar esta tercera sesión, sentía que se estaba cumpliendo el objetivo del taller, podía percibir que realmente se estaba haciendo algo por los estudiantes y adultos presentes, y que probablemente de ahora en adelante iban a ver una televisión de forma diferente. Me dirigí a mi casa tranquilo y con todas las ganas de finalizar correctamente con la última sesión al día siguiente.

Llego el día viernes para cerrar mi historia en Espinal, ni el calor, ni las dificultades, ni el cansancio acumulado de los días iba a impedir que concluyera el taller con éxito, y así paso. Realizamos sin ningún problema las actividades restantes, los participantes asumieron una buena postura a la hora de analizar una noticia narrada de dos formas diferentes y se inventaron buenas propuestas en la última actividad del taller “la programación ideal”.

Completado el taller felicité con gran orgullo a los estudiantes y adultos que asistieron con regularidad a cada sesión realizada, me despedí de los nuevos televidentes críticos que habían surgido y en el camino hacía mi casa sentía que había hecho un gran aporte a un pequeño sector del municipio, pero también, sentí que había aprendido muchas cosas de mi rol como tallerista y de cada participante. Me fui seguro de que cada taller realizado en donde me toque, será cada vez mejor que el anterior.


Espinal - Tolima
Por: Diego García Sarmiento

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